Breve historia de las Geishas
Pintora, poetisa, música y bailarina a la vez, la geisha encarna a su manera una "mujer de sueño" ni madre, ni esposa; ni mujer, ni niña, ni prostituta...
Entre 1780 y 1790, el país del sol naciente conoce un terrible período de miseria y hambre: el arroz, almacenado por comerciantes sin ningún escrúpulo, alcanza precios desbordantes; los actos violentos perpetrados por hordas de pobres infelices hambrientos se multiplican.
Secuestradas, robadas, vendidas a partir de los cinco años, las niñas pertenecientes a las familias arruinadas de la ciudad o del campo se hallan entonces recluidas durante largos años en esos barrios llamados "de los placeres".
El Yoshiwara, en Edo era uno de los barrios más conocidos; las jóvenes reclutadas por multitudes se hundirán detrás de hermosas fachadas de "prisiones doradas". Una vez que se ha franqueado el recinto de este mundo de paréntesis, de este universo aparte, donde todo parece obedecer al principio de un placer que se conjuga solamente en lo masculino, será el final de cualquier libertad para ellas.
Todo el aprendizaje estaba lleno de vejaciones, injusticias y selecciones, una muchacha fea no tenia acceso, las destinaban a las tareas más duras. Mientras las más agraciadas, tenían la esperanzas de acceder al preciado rango de cortesanas.
Cuando una de las muchachilla llegaba a una de esas "casas", se le atribuía un nombre nuevo, signo de pertenencia a otro mundo, con frecuencia era el de una flor. Primero servirán a una cortesana, se llamaban Kamuro (término utilizado para las muchachas que sirven en la corte imperial) y deben obedecer al menor de los deseos y caprichos de su señora. Si el destino la había dotado de talento y gracia, comenzaba entonces un gran ciclo educativo a lo largo del cual aprendía todas las artes heredadas del Japón antiguo: la música, la poesía, el ikebana (arte de componer los ramos de flores), el chanoyu (la ancestral ceremonia del té), el juego de los inciensos, sin olvidar la reina de las disciplinas: la caligrafía. Al finalizar este aprendizaje, la pequeña kamuro, que tenía entre 13 y 14 años, entraba en el cerrado círculo de las cortesanas: una gran fiesta se celebraba en honor de su nuevo estatus. Adornada, mimada como ídolo, se paseaba a la adolescente por las calles de Yoshiwara durante los cinco días que duraba la celebración. Era sólo tras este rito que aprendía otros rituales que tendría que utilizar en su futuro oficio, pasando de kamuro a shiso (literalmente "nueva formada").
Pocas eran las que, en efecto, podían esperar salir del Yoshiwara con la cabeza alta y el corazón libre; es decir; compradas de nuevo, en el sentido literal del término, por un hombre rico y poderoso que aceptase cancelar la deuda, casi inextinguible, contraída por los derechos de la educación. Sistema cuanto más perverso, pues condenaba, desde la más tierna infancia, a una criatura a la prostitución. Superada la treintena, la mayor parte de las cortesanas abandonaba la protección de la casa para convertirse en teppo (prostituta de bajo rango), condenada a vender lo que le quedaba de sus encantos en las colindantes a su antigua prisión
Es a partir de 1750, que aparecen, las Geishas.
La palabra Geisha significa literalmente persona de las artes o artista.
Música, ceremonia del té, todo el ritual del pelo, el maquillaje, el Kimono, instrumento indispensable para la seducción al mismo tiempo que reflejo de su rango y de su riqueza. A las más jóvenes les tocaba los colores más vivos, las telas con los estampados más llamativos, las obis más largas. Gran lazo que ajusta con fuerza el talle de la geisha y que a veces es tan pesado que se equilibra hacia atrás el porte de la desafortunada coqueta. Tantas formas de anudarlo como significaciones... Para la vil prostituta obligada a desvestirse varias veces por día para realizar su trabajo, un simple lazo anudado por delante del vestido, es suficiente.
El Peinado: Gigantesco moño, que se sujetan gracias a la cera caliente y del aceite de camelia como lubrificante, se le llama "hendidura de melocotón".
El Maquillaje: un rostro muy blanco, criterios basados por un edicto de shogun que se remonta al s-XVII. Algunas cortesanas llegaban, incluso, a lacar de negro sus dientes para realzar el resplandor de su piel . Lunares de cejas rasuradas y después pintadas de nuevo, se adornaban con el trazo pícaro y sensual de una minúscula boca con acentos carmín. Como una coma de sangre en una página desesperadamente virgen...
Peines. Época Edo. Regalos muy preciados, los peines realzaban con su esplendor los oscuros y pesados peinados de las geishas.
Los regalos son signos tangibles de su seducción y de su poder. Esta bien visto aceptar, bajar los ojos, inclinar la nuca e, incluso, dejar deslizar un poco de tela del vestido para dejar adivinar el fragor tierno y rosado de la carne; invitación secreta a placeres que algunos juzgan prohibidos. Si, está prohibido dejar hablar las emociones del corazón (se considera el amor fuera de lugar, incluso se entiende como vulgar dentro del okiya), pero es muy útil, seducir a un potencial danna, protector titular cuyos favores les brindará ese amparo tan necesario contra las vicisitudes del tiempo y los reversos de la fortuna. Extraño código moral es este juego sutil entre el deseo y el rechazo, entre lo permitido y lo prohibido, entre lo visible y lo oculto, las geishas aparecen desde muchos puntos de vista como un ser híbrido o al menos desconcertante...
Se ha especulado mucho sobre el papel real de la geisha a partir de las ilustraciones de pintores así como los primeros fotógrafos europeos. Fueran "vestales por completo devotas al culto de la belleza" o, más prosaicamente, "hetairas al servicio del dios Amor". De todo eso se habla y mucho en el libro publicado por Bérénic Geofroy-Schneiter "Geishas" Édutuib Assouline. Dónde pregunta "¿no llevan consigo muchas de esas planchas grabadas el germen estético que no cesa de estar presente en numerosas geishas del Japón actual?. ¿No cristalizaban las cortesanas, a su manera, todos los fantasmas relacionados con el país del sol naciente?..."
Las geishas modernas aún viven en tradicionales casas de geisha llamadas okiya en áreas denominadas hanamachi (花街 "pueblos de flores"), generalmente durante su aprendizaje, pero muchas geishas experimentadas eligen vivir en sus propios apartamentos. La elegante y alta cultura en la que viven las geishas se llama karyūkai (花柳界 "el mundo de las flores y sauces").
Las jóvenes con aspiraciones a geisha comienzan su entrenamiento después de completar los primeros años de secundaria o incluso en secundaria o estudios superiores, empezando su carrera en la adultez. Las geishas aún estudian instrumentos tradicionales como el shamisen , shakuhachi (尺八, shakuhachi) (flauta de bambú), y tambores, al igual que canciones tradicionales, baile japonés clásico, ceremonia del té, ikebana (arreglos florales), literatura y poesía. Mirando a otras geishas, y con la ayuda de las dueñas de las casas de geishas, las aprendices se vuelven habilidosas en la compleja tradición de elegir y usar kimono, y en el tratar con los clientes. Kioto mantiene fuerte la tradición de las geishas, y dos de los más prestigiosos y tradicionales distritos de geishas, Gion y Pontochō, están en esa ciudad. Las geishas de estos distritos son conocidas como geiko. Los hanamachi de Tokio, Shimbashi, Asakusa y Kagurazaka son también bastante conocidos.
En el Japón moderno, las geishas y maiko son bastante inusuales. En los años 1920 había alrededor de 80.000 geishas en Japón, pero hoy en día hay aproximadamente 1.000. De todas maneras, en el distrito Gion de Kioto, los visitantes pueden observar algunas maiko por las calles yendo o regresando de una cita. Una lenta economía, pocos intereses en las artes tradicionales, la inescrutable naturaleza del mundo de las flores y sauces, y el costo de este servicio han contribuido en que la tradición decline.
Las geishas son contratadas para asistir a fiestas y encuentros, tradicionalmente en casas de té (茶屋, chaya) o tradicionales restaurantes japoneses riotei. Su tiempo es medido según lo que se demora un palo de incienso en consumirse, y es llamado senkodai ("palo de incienso tarifario") o gyokudai ("joya tarifaria"). Otro término para trazar la tarifa es "ohana", o flores tarifarias. El cliente hace el convenio a través del sindicato de geishas (検番 kenban), que mantiene el horario de cada geisha y hace sus citas de entretenimiento o entrenamiento.
Atuendo Las geishas siempre utilizan kimono. Las aprendices de geisha llevan coloridos kimonos con extravagantes obi. Las geishas mayores utilizan estilos y diseños más apagados. También es importante destacar la longitud de las mangas Las aprendices (maiko) utilizan furisode de mangas que llegan casi hasta el suelo. Según van avanzando de edad y nivel en la profesión, las mangas tornan a tomesode, más cortas y de color más oscuros y de corte más elegante. Ver vídeo
El color, diseño y estilo del kimono dependen de la estación y evento en el que las geishas están atendiendo. En invierno, las geishas pueden ser vistas llevando un "abrigo" adornado con seda pintada sobre su kimono. Los kimonos forrados son usados durante estaciones frías, y los normales durante el verano.
La geisha utiliza sandalias de suela baja de madera y laca,llamadas Zori y llevan solo tabi (calcetines divididos en los dedos) en interiores. En climas inclementes las geishas utilizan zuecos de madera, llamados Geta. Las Maiko llevan altísimos zuecos negros, Okobo.
Peinado Los peinados de las geishas han ido variando a través de la historia. En el pasado, era común para las mujeres usar el cabello suelto en algunos periodos, pero recogido en otros. Durante el siglo VII, las mujeres comenzaron a usar siempre el cabello recogido nuevamente, y fue durante este tiempo que el tradicional peinado Shimada, un tipo de chignon usado por geishas experimentadas, fue adoptado. Ver vídeo
Hay cuatro tipos de shimada: el taka shimada, un gran chignon utilizado generalmente por jóvenes solteras; el tsubushi shimada, un chignon más aplastado utilizado por mujeres mayores; el uiwata, un chignon que es vendado con un pedazo de cinta de color; y un estilo que representa un melocotón dividido, usado solo por las maiko.
Estos peinados son decorados con elaborados peines y horquillas. En el siglo XVII y después de la Restauración Meiji, los peines de cabello eran grandes y vistosos, generalmente utilizados por mujeres de alta clase. Después de la Restauración Meiji y en la era moderna, los peines menos vistosos y pequeños se volvieron populares. Muchas geishas modernas usan pelucas en su vida profesional. Deben ser cuidadas regularmente por artesanos habilidosos. El tradicional arte del peinado está en vías de extinción. El creciente interés en la apariencia exótica de las geishas ha creado varios fenómenos culturales en Japón y occidente, recientemente las líneas de maquillaje inspiradas en las geishas fueron llevadas a occidente luego de la popularidad alcanzada por la novela y película Memorias de una geisha. Muy por debajo en realismo del libro Vida de una geisha, autobiografía de la geisha Mineko Igasaki. En 1999, la cantante estadounidense Madonna apareció en el video musical de "Nothing Really Matters" en una vestimenta inspirada en el de las geishas con un maquillaje blanco.
Aún existe cierta confusión, especialmente fuera de Japón, sobre la naturaleza de la profesión de las geishas. Este tema se ha complicado debido a las prostitutas japonesas, particularmente en onsen, que quieren ligarse al prestigio de las geishas promocionándose a los turistas (japoneses y extranjeros) como "geishas".
Tradicionalmente, la geisha debe mantenerse soltera (o retirarse luego de su matrimonio), aunque no es poco común que tengan hijos. Mientras que los compromisos generalmente incluyen coquetear e incluso bromas sugestivas (no obstante codificados en maneras tradicionales), nunca incluyen actividad sexual, y una geisha no es pagada por sexo, aunque algunas pueden elegir tener una relación que incluya el sexo con algún cliente fuera de su rol como tal. Y debido a que estas relaciones están vinculadas con la capacidad del cliente de pagar por los servicios tradicionales, el argumento puede ser que es simplemente una forma complicada de prostitución.
Fue tradicional para las geishas tener un danna, o cliente habitual. Un danna era generalmente un hombre adinerado, algunas veces casado, quien tenía recursos para financiar los costos del entrenamiento tradicional de la geisha y otros gastos considerables, teniendo derechos especiales (no solo físicos). Esto ocurre a veces en la actualidad.
Aunque una geisha y su danna podrían estar enamorados, la relación está sujeta a la capacidad del danna a entregar algún aporte financiero. Los valores y convenios ligados a este tipo de relaciones no son bien comprendidas, incluso entre los japoneses.
Se especula sobre la venta de la virginidad de las geishas y de su cuerpo a un solo cliente (hasta que el danna se cansara y entonces se buscaría otro), algo que era usual y que la publicación de la novela "Memorias de una geisha" generó gran polémica sobre este tema, normalmente acallado y negado por la novela y escritores románticos
Maquillaje Hoy en día, el tradicional maquillaje de la aprendiz de geisha es uno de las características más reconocibles, aunque las geishas experimentadas generalmente usan el característico maquillaje de maiko, consistente en la cara totalmente blanca, durante presentaciones especiales. Ver vídeo
El maquillaje tradicional de las aprendices de geisha consta de una base blanca (originalmente hecha con plomo), el uso de lápiz labial rojo y adornos rojos y negros alrededor de los ojos y cejas.
La aplicación del maquillaje es difícil de perfeccionar y es un proceso bastante largo. El maquillaje es aplicado antes de vestirse para evitar ensuciar el kimono. Primero, una sustancia de aceite o cera, llamada bintsuke-abura, se aplica a la piel. Luego, un polvo blanco es mezclado con agua para formar una pasta que se aplica con una brocha de bambú. El maquillaje blanco cubre la cara, cuello, pecho y manos, con dos o tres áreas sin pintar (formando una "W" o "V") cerca de la nuca, para acentuar esta zona erótica, y una zona descubierta de piel alrededor del pelo, que crea la ilusión de una máscara.
Luego que la base es aplicada, una esponja es pasada por la cara, cuello, pecho y nuca para absorber el exceso de humedad y lograr uniformidad en la base. Luego los ojos y cejas son remarcadas. Tradicionalmente se usaba carboncillo, pero hoy en día se utilizan cosméticos modernos. Las cejas y el borde de los ojos son pintados de negro; las maiko además usan rojo alrededor de los ojos.Los labios son pintados con una brocha pequeña. El color viene en un palo pequeño que es mezclado con agua. Azúcar cristalizada es añadida para dar brillo a los labios. Durante los primeros tres años, una maiko usa su maquillaje casi constantemente. Durante su iniciación la maiko es ayudada por su "hermana mayor" (una geisha experimentada que se convierte en su mentor) o la "madre" de su casa de geishas. Después debe aplicarse el maquillaje por su cuenta. Después que una geisha ha trabajado durante tres años, cambia su maquillaje a un estilo más apagado. La razón es que se ha vuelto más madura, y el estilo simple la muestra en su belleza natural. Para ocasiones formales la geisha madura aún utiliza maquillaje blanco. Para las geishas sobre treinta años, el maquillaje blanco es utilizado solo en bailes especiales que lo requieren.(wikipedia)